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La guerra de los yacares - Guion teatral

09 Oct 15 - 19:36

H oracio Quiroga

LA GUERRA DE LOS YACARÉS

Adaptación para teatro realizada por:

Gustavo Berón

Academia CUENTA LUNAS

Montevideo – Uruguay

2013.

REPARTO:

  1. NARRADOR 1

  2. NARRADOR 2

  3. YACARE 1

  4. YACARE 2

  5. YACARE 3

  6. YACARE 4

  7. YACARE 5

  8. YACARE VIEJO

  9. HOMBRE 1

  10. HOMBRE 2

  11. SURUBI

 

NOTAS. La escena presenta una imagen selvática. Preferentemente siluetas de arboles y ramas pero iluminadas desde atrás de forma indirecta proyectando así las sombras al público.

Se escucha la “Canción del jangadero”

Los narradores están uno a cada esquina del escenario. Su atuendo es tradicional litoraleño.

NARRADOR 1: En un río muy grande, en un país desierto donde nunca había estado el hombre, vivían muchos yacarés. Eran más de cien o más de mil. Comían peces, bichos que iban a tomar agua al río, pero sobre todo peces. Dormían la siesta en la arena de la orilla, y a veces jugaban sobre el agua cuando había noches de luna.

NARRADOR 2: Todos vivían muy tranquilos y contentos. Pero una tarde, mientras dormían la siesta, un yacaré se despertó de golpe y levantó la cabeza porque creía haber sentido ruido. Prestó oídos, y lejos, muy lejos, oyó efectivamente un ruido sordo y profundo. Entonces llamó al yacaré que dormía a su lado.

YACARE 1- -¡Despiértate! (alarmado) Hay peligro.

YACARE 2- (alarmado) ¿Qué cosa?

YACARE 1 - -No sé, (con temor) Siento un ruido desconocido.

YACARE 2: Ya lo escuche!!! Que extraño…que será eso?

YACARE 1: despertemos al resto!!!

YACARE 2: despierten, despierten…algo sucede!!!

YACARE 3: ¿Qué sucede?

YACARE 1: hay un extraño ruido…escuchen…(todos hacen silencio y escuchan)

YACARE 5: es cierto…ya lo oímos …

YACARE 4: ¿Qué será eso?

YACARE 1: escuchen…oh no!!! el ruido se hace mas fuerte!!!

YACARE 2: MIREN!!! Alla…a lo lejor. Una nubecita de humo a lo lejos

YACARE 3: se siente el ruido de chas-chas en el río como si golpearan el agua muy lejos.

NARRADOR 2: Los yacarés se miraban unos a otros: ¿qué podía ser aquello?

NARRADOR 1: Pero un yacaré viejo y sabio, el más sabio y viejo de todos, un viejo yacaré a quién no quedaban sino dos dientes sanos en los costados de la boca, y que había hecho una vez un viaje hasta el mar, dijo de repente:

YACARE VIEJO: -¡Yo sé lo que es! ¡Es una ballena! ¡Son grandes y echan agua blanca por la nariz! El agua cae para atrás.

(Al oír esto, los yacarés chiquitos comenzaron a gritar como locos de miedo, zambullendo la cabeza. Y gritaban)

YACARE 5: -¡Es una ballena! ¡Ahí viene la ballena!

YACARE VIEJO: -¡No tengan miedo! (les gritó) ¡Yo sé lo que es la ballena! ¡Ella tiene miedo de nosotros! ¡Siempre tiene miedo!

NARRADOR 1: Con esto los yacarés chicos se tranquilizaron. Pero en seguida volvieron a asustarse

YACARE 2: Miren!!! el humo gris se cambió en humo negro,

YACARE 1: se escucha bien fuerte ahora el chas-chas-chas en el agua.

NARRADOR 2: Los yacarés, espantados, se hundieron en el río, dejando solamente fuera los ojos y la punta de la nariz. (los yacarés se esconden) Y así vieron pasar delante de ellos aquella cosa inmensa, llena de humo y golpeando el agua, que era un vapor de ruedas que navegaba por primera vez por aquel río.

NARRADOR 1: El vapor pasó, se alejó y desapareció.

YACARE 5: ¡Eso no es una ballena!

YACARE 3: ¿Qué es eso que pasó?

YACARE VIEJO: El Eso era un vapor, lleno de fuego. Todos van a morir si el buque sigue pasando.

(los yacarés se echaron a reír, porque creyeron que el viejo se había vuelto loco)

YACARE 1: ¿Por qué vamos a morir si el vapor sigue pasando?

YACARE 3: ¡Estaba bien loco el pobre yacaré viejo!

YACARE 5: Tengo hambre, vamos a buscar peces.

NARRADOR 1: Pero no había ni un pez. No encontraron un solo pez. Todos se habían ido, asustados por el ruido del vapor. No había más peces.

YACARE VIEJO: ¿No les decía yo? Ya no tenemos nada que comer. Todos los peces se han ido. Esperemos hasta mañana. Puede ser que el vapor no vuelva más, y los peces volverán cuando no tengan más miedo.

NARRADOR 2: Pero al día siguiente sintieron de nuevo el ruido en el agua, y vieron pasar de nuevo al vapor, haciendo mucho ruido y largando tanto humo que oscurecía el cielo.

YACARE 3: Bueno; el buque pasó ayer, pasó hoy, y pasará mañana.

YACARE 4: Ya no habrá más peces ni bichos que vengan a tomar agua, y nos moriremos de hambre.

YACARE 5: Hagamos entonces un dique.

YACARES 2: ¡Si, un dique!¡Hagamos un dique!

NARRADOR 1: En seguida se pusieron a hacer el dique. Fueron todos al bosque y echaron abajo más de diez mil árboles, sobre todo lapachos y quebrachos, porqué tienen la madera muy dura... Los cortaron con la especie de serrucho que los yacarés tienen encima de la cola; los empujaron hasta el agua, y los clavaron a todo lo ancho del río, a un metro uno del otro.

NARRADOR 2: Ningún buque podía pasar por allí, ni grande ni chico. Estaban seguros de que nadie vendría a espantar los peces. Y como estaban muy cansados, se acostaron a dormir en la playa.

YACARE 1: Escuchen!!! Otra vez el chas-chas-chas del vapor.

YACARE 2: ¿qué nos importa el buque? Puede hacer todo el ruido que quiera, por allí no va a pasar.

NARRADOR 1: En efecto; el vapor estaba muy lejos todavía cuando se detuvo. Los hombres que iban adentro miraron con anteojos aquella cosa atravesada en el río y mandaron un bote a ver qué era aquello que les impedía pasar.

NARRADOR 2: Entonces los yacarés se levantaron y fueron al dique, y miraron por entre los palos, riéndose del chasco que se había llevado el vapor.

HOMBRE 1: ¿Que es esto? No es la cueva de un capincho!!!

HOMBRE 2: Deben haber sido los yacarés. Seguramente deben estar molestos por el paso del vapor.

HOMBRE 1: ¡Eh, yacarés!

YACARE 5: ¡Qué hay!

HOMBRE 1: ¡Nos está estorbando eso!

YACARE 2: ¡Ya lo sabemos!

HOMBRE 2: ¡No podemos pasar!

YACARE 3: ¡Es lo que queremos!

HOMBRE 2: ¡Saquen el dique!

YACARE 4: ¡No lo sacamos!

NARRADOR 1: Los hombres del bote hablaron un rato en voz baja entre ellos y gritaron después:

HOMBRE 1: ¡Yacarés!

YACARE 1: ¿Qué hay?

HOMBRE 1: ¿No lo sacan?

YACARE 2: ¡No!

HOMBRE 2: ¡Hasta mañana, entonces!

YACARE 3: ¡Hasta cuando quieran!

YACARE 4: ¿se van? Nos tienen miedo!!! Jajaja váyanse criaturas salvajes!!!

NARRADOR 1: Pero al día siguiente volvió el vapor, y cuando los yacarés miraron el buque, quedaron mudos de asombro:

YACARE 5: Hey hermanos…ese no es el mismo buque. Es un buque mucho más grande que el otro.

YACARE 3: ¿Qué nuevo vapor es ése? ¿Ése también quiere pasar? No iba a pasar, no. ¡Ni ése, ni otro, ni ningún otro!

YACARE 4: ¡No, no va a pasar!

HOMBRE 1: ¡Eh, yacarés!

YACARE 5: ¡Qué hay!

HOMBRE 1: ¿No sacan el dique?

YACARE 2: No.

HOMBRE 2: Está bien Entonces lo vamos a romper a cañonazos.

YACARE 3: jajaja ¡a ver si se atreven! -contestaron los yacarés.

NARRADOR 2: Ahora bien, ese era un buque de guerra, un acorazado con terribles cañones.

YACARE VIEJO: ¡Escóndanse bajo el agua! ¡Ligero! ¡Es un buque de guerra! ¡Cuidado! ¡Escóndanse!

(se sienten los disparos del buque y un gran estruendo en escena. Los yacarés huyen y corren por la escena)

NARRADOR 1: Todo había sido deshecho a cañonazos por el acorazado. Y los yacarés, hundidos en el agua, con los ojos y la nariz solamente afuera, vieron pasar el buque de guerra, silbando a toda fuerza.

YACARE 1: Bueno; vamos a morir todos, porque el buque va a pasar siempre y los peces no volverán.

YACARE VIEJO: Todavía tenemos una esperanza de salvarnos. Vamos a ver al Surubí. Yo hice el viaje con él cuando fui hasta el mar, y tiene un torpedo. El vio un combate entre dos buques de guerra, y trajo hasta aquí un torpedo que no reventó. Vamos a pedírselo, y aunque está muy enojado con nosotros los yacarés, tiene buen corazón y no querrá que muramos todos. Vamos a buscarlo…

YACARE 3: ¡Eh, Surubí!

SURUBI: ¿quién me llama?

YACARE VIEJO: ¡Soy yo, Surubí! ¡Soy tu amigo el yacaré que hizo contigo el viaje hasta el mar!

SURUBI: ¡Ah, no te había conocido! ¿Qué tal estas viejo amigo?

YACARE VIEJO: Venimos a pedirte el torpedo. Hay un buque de guerra que pasa por nuestro río y espanta a los peces. Es Hicimos un dique, y lo derribo. Los peces se han ido, y nos moriremos de hambre. Danos el torpedo, y lo hundiremos a él.

SURUBI: Está bien; les prestaré el torpedo. ¿Quién sabe hacer reventar el torpedo?

YACARE 4: Ninguno de nosotros sabe Surubi.

SURUBI: Está bien, yo lo haré reventar. Yo sé hacer eso.

(Arman de nuevo el dique rapidito. Se esconden cerca del dique con el torpedo. En ese momento llega el buque)

HOMBRE 1: ¡Eh, yacarés!

YACARE 5: ¡Qué hay!

HOMBRE 1: ¿Otra vez el dique?

YACARE 1: ¡Sí, otra vez!

HOMBRE 2: ¡Saquen ese dique!

YACARE 2: ¡Nunca lo sacaremos!

HOMBRE 2: Bueno; entonces, oigan. Vamos a deshacer este dique, y para que no quieran hacer otro los vamos a deshacer después a ustedes, a cañonazos. No va a quedar ni uno solo vivo, ni grandes, ni chicos, ni gordos, ni flacos, ni jóvenes, ni viejos, como ese viejísimo yacaré que veo allí, y que no tiene sino dos dientes en los costados de la boca.

YACARE VIEJO: Es cierto que no me quedan sino pocos dientes, y algunos rotos. ¿Pero usted sabe qué van a comer mañana estos dientes?

HOMBRE 2: ¿Qué van a comer, a ver?

YACARE VIEJO: A ese que grita y amenaza con cañones. Me lo voy a comer a usted.

NARRADOR 2: De repente el buque de guerra se llenó de humo y lanzó el primer cañonazo contra el dique. La bala reventó justo en el centro del dique, hizo volar en mil pedazos diez o doce troncos.

SURUBI: ¡Suelten el torpedo, ligero, suelten!

NARRADOR 2: Los yacarés dieron un grito de triunfo y corrieron como locos al dique.

NARRADOR 1: No quisieron comer a ningún hombre, aunque bien lo merecían. Sólo cuando pasó uno que tenía entre cejas, el viejo yacaré se lanzó de un salto al agua, y ¡tac! en dos golpes de boca se lo comió.

FIN

 

 

 

 

 

NOTA PARA SU PUESTA EN LA ESCUELA: la obra, como todas las de Horacio Quiroga, mantiene un marco natural que permite trabajar biodiversidad pero puede servir como hilo conductor para trabajar literatura, expresión y ciencias naturales pero también para debatir temas vinculados a la ecología

 

El dique puede perfectamente elaborarse con mobiliario en desuso, chatarra y hasta cartones y cajas coloridas.

 

El atuendo de los yacarés puede ser una simple vestimenta verde con maquillaje del mismo color. La imagen puede crearse a partir de una larga y voluminosa cola de trapo. 


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